El presupuesto como herramienta de planificación del Estado

Por: Víctor Cruz- Economista

En momentos en que se revisa el Presupuesto General del Estado (PGE) entre las diversas entidades, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la Asamblea Nacional ((AN), se escuchan voces disconformes ante los recortes presupuestarios y las explicaciones que los voceros de las mismas  realizan ante los medios de comunicación señalando que sin esos recursos no podrán cumplir los objetivos trazados.

Aún así, año tras año se presentan las mismas situaciones. La población por su parte se desconecta de la importancia que cobran las discusiones del PGE y así, con excepción de las notas periodísticas, la población desatiende los excesos de esos guarismos con los cuales  los voceros tienden a generar expectativas a la sociedad.

 Pero, independientemente de esta práctica anual, lo importante en este caso es hacer un poco de docencia de lo que implica construir un Presupuesto.  Pero al no ser cualquier presupuesto, la importancia que reviste el mismo al ser el PGE, ya que este recoge una infinidad de acciones que deben redundar en beneficio de la sociedad, máxime que se construye con los recursos que derivan de quienes pagamos tributos.

Hagamos un poco de docencia y ver a donde nos conduce este ejercicio, al revisar las cifras que sustentan el PGE en los últimos años y si el mismo responde a lo que sus defensores consideran o si son meros números que parecieran no cuadrar para alcanzar los objetivos.

Ante ello, les pregunto, ¿Qué significa el término Presupuesto? ¿Qué es el Presupuesto General del Estado? ¿Es solo una Previsión de Ingresos y Gastos?

Desde una perspectiva etimológica, el término presupuesto  está compuesto de dos partes: el prefijo PRE que quiere decir Antes de y SUPUESTO que significa Suceso. Por lo tanto, un Presupuesto es aquello que se organiza con anterioridad a que suceda.

Siguiendo esta definición, el Presupuesto General del Estado viene a ser la organización de las acciones que un Gobierno pretende realizar, cuantificadas en Ingresos y Gastos.

Pero no solo debe ser una previsión de Ingresos y Gastos, ya que esas estimaciones tienen que responder a los objetivos generales de un Plan de Mejoramiento Integral, por lo cual, cada entidad, sea del Gobierno Central, Descentralizada, Empresa Pública o de índole Financiero, tiene la RESPONSABILIDAD de determinar sus acciones bajo la línea maestra de ese plan y que dichas acciones redunden en beneficio de la colectividad y no al revés.

Debe favorecer la planificación, coordinación y el control de las operaciones tanto de una empresa como del Gobierno Nacional. En el caso de este último, debe dotar al Sector Público de un instrumento de gestión que facilite el seguimiento y evaluación de las Políticas Públicas, cuyo objetivo final se enfoque en la consecución de los objetivos puntuales que recaen en un gran objetivo general, el cual es el mejoramiento continuo de la población.

Dejando atrás la parte romántica de lo que es y para que debe servir el PGE, echemos una mirada a cómo se han estado estructurando los Presupuestos nacionales y si èstos responden a determinadas realidades para ser aprobados y ejecutados o no.

Utilicemos para ello, la estructura de los ejercicios presupuestarios entre 2016 y 2020, a fin de encontrar concordancias o diferencias y para ello iniciamos con mostrar los Ingresos y Gastos que se presentaron cada año.

Cualquiera que vea estas cifras podrá fácilmente señalar que hay una diferencia favorable a los Ingresos mostrados.

Ahora veamos algunos datos con los que se construye el PGE y confrontemos estos con el cuadro anterior y evaluar el resultado.

Sorprendentemente aquí se da la primera gran diferencia en la construcción del PGE, ya que en el primer cuadro la cifra de Ingresos, asumimos debe estar constituida por los Ingresos Recaudados, más no es así.

Entonces, ¿Por qué esa diferencia?, peor aún, ¿Por qué esa diferencia tan sustancial? ¿Están sobre estimados los Ingresos, los Gastos o ambos?

Ahora bien, si confrontamos los Ingresos Recaudados (2do Cuadro) con los Gastos (Ier Cuadro) las diferencias siguen siendo sustanciales, por lo cual debemos entender que, para cubrir esos gastos, asumiendo que no se pueden recortar (Sí se pueden recortar), deberemos recurrir al financiamiento y así equiparar las cargas.

Por lo tanto, si los Ingresos plasmados en él no rinden para cubrir los Gastos estimados, surge la variable salvadora, la Deuda Pública, sea Interna o Externa.

 Veamos sus magnitudes y conocer el impacto de èsta, no solo en el Presupuesto, sino en el conjunto de la economía.

Es importante destacar que las cifras del Servicio de la Deuda no son  nada despreciables, y responden a lo que año a año el Gobierno Nacional paga a los acreedores internos y externos por haber contratado recursos (DEUDA) que nuestro gobierno NO GENERA para así cubrir las necesidades plasmadas en el PGE.

Ahora bien, conociendo las cifras reales con las que se puede construir el Presupuesto nacional, les mostramos los siguientes resultados.

Si comparamos la última columna de este cuadro con los valores de los presupuestos aprobados en el primer cuadro, se aprecia una diferencia que nos hace reflexionar y preguntarnos, ¿De dónde salieron las cifras de dichos Presupuestos si los Ingresos Recaudados alcanzan cuando mucho el 50% de los Ingresos Presupuestados?

En este cuadro hemos incluido el Servicio de la Deuda, el cual incluye la Amortización al Capital contratado y los intereses y comisiones que pagamos por el uso de estos recursos, sin embargo, estos montos no son los montos globales contratados en cuanto a Deuda Pública que como veremos en las siguientes cifras, atentan contra el desempeño futuro de la economía nacional.

Estos montos entre 2014 y 2020 han erosionado con creces lo que en años anteriores pautó la Relación Deuda/PIB la cual permite colocar a nuestra república con un Riesgo Soberano relativamente Bajo y para los Inversionistas globales una economía con el anhelado Grado de Inversión.

Pero, si nuestro PGE está tan apalancado con Deuda Pública, preocupa sobremanera porque esos recursos también saldrán de lo que la población tributa.

No es permisible que los Gobiernos comprometan nuestro futuro, intentando cumplir las expectativas irreales con las que se maneja el PGE y para ello debemos exigir su recomposición sobre la base de cifras alcanzables y arroparnos hasta donde la manta cubre.

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