Cámara de Comercio condena cierres de calles

Por Redacción Panorama Económico

Los panameños vivimos una coyuntura que exige la búsqueda de nuevas formas de protesta que logren atraer la atención y el apoyo público sin perjudicar a terceros.

Los cierres de calles que venimos sufriendo los panameños recientemente, en lugar de avanzar las causas por las que supuestamente se obstruye el tráfico, terminan generando perjuicio a miles de panameños honestos que se presentan diariamente a sus puestos de trabajo o están justamente en la calle ganándose su sustento, afirmó el presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, Adolfo Fábrega García de Paredes en la columna dominical La Cámara Opina.

En una sociedad democrática como la nuestra, el derecho a la protesta es un pilar fundamental que permite a los ciudadanos expresar sus inquietudes, demandas y desacuerdos con las autoridades o las instituciones. En Panamá, contamos con numerosos ejemplos de cuando se ha ejercido ese derecho a lo largo de la historia, alcanzando cambios significativos. Sin embargo, todo su valor se desvirtúa cuando las protestas afectan a terceros de manera negativa, tal como hemos estado sufriendo consistentemente en las últimas semanas y sobre todo en los últimos días.

Cada vez que se bloquea una calle, se perjudica a ciudadanos que se desplazan a sus trabajos, escuelas o negocios. Esto significa la cancelación de miles de entrevistas de trabajo, clases escolares, citas médicas y pérdidas económicas considerables. Especialmente para emprendedores, micro y pequeñas empresas que son los más afectados por estos cierres. Las pérdidas económicas y las oportunidades desperdiciadas son incalculables, mientras que los únicos beneficiarios parecen ser aquellos que, sin importar lo que hagan, tienen garantizada una remuneración.

Lo paradójico de los cierres de calles es que no sólo perjudica a aquellos directamente afectados, sino también de la mayoría abrumadora de la ciudadanía que no comprende porqué su libertad se vulnera sin ningún remedio. Igual ocurre con quienes organizan estas desafortunadas formas de protestar, ya que lejos de ganar la aprobación ciudadana, sus actos son repudiados con fuerza.

Los panameños vivimos una coyuntura que exige la búsqueda de nuevas formas de protesta que logren atraer la atención y el apoyo público sin perjudicar a terceros. La democracia hace posible la pluralidad de voces y opiniones, por lo que el diálogo es esencial para encontrar soluciones. Cuando se bloquean las calles de manera indiscriminada, se limita el espacio para el diálogo constructivo y se debilita la posibilidad de forjar alianzas que impulsen cambios significativos.

En lugar de cerrar calles, hacemos un llamado ferviente a los manifestantes a explorar métodos de protesta que permitan la libre circulación de las personas y el acceso a los servicios esenciales. La protesta pacífica y la promoción de la conciencia pública pueden ser poderosas herramientas para el cambio social sin perjudicar a aquellos que no tienen participación directa en las decisiones gubernamentales.

Claramente creemos que la protesta es esencial en una democracia, y debemos ser conscientes de los perjuicios que provocan los cierres de calles. Demandar la mejora de determinadas situaciones es crucial, pero no a expensas de afectar adversamente a terceros. Como señaló el celebre político mexicano Benito Juárez, “el respeto al derecho ajeno es la paz.”

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