Cuidado con el Linfoma, uno de los cáncer más comunes

Por Luis Enrique Ruiz M.

Luego del cáncer de mama, el cáncer de próstata, el cáncer de colon y el cáncer cérvicouterino, los linfomas son los tipos de cáncer más frecuentes en Panamá.

Prueba de esto son los 4 a 5 casos que se descubren por semana, lo que hace un promedio de 300 casos nuevos cada año, solo en las entidades públicas de salud.

Este 15 de septiembre, Día Mundial de la Lucha contra el Linfoma, es oportuno brindar a la opinión pública información relevante a este tema. Es importante recordar que en término amplio, se describe al linfoma como un cáncer que comienza en las células del sistema linfático, parte principal del sistema inmunitario del cuerpo, organismo encargado de eliminar del cuerpo humano las toxinas y sustancias de deshecho y activar la respuesta del sistema inmunitario frente a agentes nocivos.

Entre los síntomas de este mal está el crecimiento de adenopatías persistentes en el tiempo. Todas las personas experimentan crecimientos de ganglios en su vida, pero eso no significa que tengan linfoma; el problema está en que esos ganglios no reduzcan el tamaño y persistan inflamados por uno o 2 meses, eso es patológico.

Otro aspecto importante es que estos ganglios que se mantienen hinchados por largo tiempo no duelen, lo que definitivamente es una mala señal, ya que probablemente puede ser maligno. Además, como no duelen, las personas no les presta atención, lo que permite su avance.

A través de este escrito, hacemos un llamado a los familiares de quienes son víctimas de este mal, recordándoles que esta enfermedad no es contagiosa y que generalmente no es hereditaria.

Además, el linfoma no es producto de una mala alimentación o algo parecido; un linfoma se le puede presentar a cualquier persona, sin importar que mantengan una vida balanceada y realice ejercicios frecuentemente o no.

Es imperativo que reconozcan la difícil situación que enfrentará su pariente, que seguramente estará expuesto a quimio y radio terapias, lo que le provocará fatiga al paciente, quien posiblemente presentará poco apetito y sin ánimo para realizar actividades, sumado a un cansancio crónico.

Junto al enfermo, deben seguir al pie de la letra las instrucciones del médico y las enfermeras, quienes con su experiencia en el tratamiento de este mal, brindan consejos efectivos a los afectados para que sobrelleven los fuertes efectos del tratamiento de quimioterapia.

Lo más importante, es no perder el seguimiento al tratamiento, porque hay veces que los pacientes luego de las primeras sesiones, se sienten mucho mejor y piensan que ya están curados, no asisten a sus citas de quimioterapia y al tiempo regresan con la enfermedad activa y en ocasiones más resistente al tratamiento.

Los panameños deben estar pendientes con el aumento de ganglios linfáticos inflamados en las axilas, la ingle y el cuello, que se mantengan hinchados por 4 semanas y que además no duelen. De presentar esta situación, la mejor decisión es ir al hospital a efectuarse los estudios pertinentes y descartar que sea un linfoma.

En este sentido, hay que reconocer el esfuerzo que realizan miembros de nuestra sociedad a través de diferentes agrupaciones como la Asociación Panameña de Pacientes y Parientes con Enfermedades Hematológicas (APPPEH) y otras, que a través de distintas actividades ofrecen docencia y se suman a la lucha por mejorar el estilo de vida de quienes enfrentan esta difícil situación.

Igualmente, deseo expresar mi agradecimiento por el compromiso de los galenos, especialmente a los médicos enfermeras del Servicio de Hematología; así como los técnicos y funcionarios del Laboratorio de Hematología Especializada de la Caja del Seguro Social, que en duros momentos como fue el periodo de la pandemia del Covid-19, lo dieron todo para seguir luchando contra este flagelo.

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