Por: Aquilino Ortega Luna- periodista
Es una pena que un centro educativo universitario como UDELAS, que goza de tanto prestigio a nivel nacional e internacional y que ha formado centenares de profesionales en diversas áreas, se encuentre inmerso en en el ojo de la tormenta de un conflicto marcado por intereses mezquinos y particulares de un minúsculo sector.
Es una lástima, que los deseos de un pequeño grupo movidos por la ambición, de mantener el poder y el control en una institución como UDULAS, esté por encima del proceso de enseñanza aprendisaje y del desarrollo social, económico y educativo de un plantel de esta jerarquía.
Luego de las recientes elecciones internas para escoger a las nuevas autoridades de esa universidad, han salido a la luz un mar de presuntas irregularidades, expuestas por los supuesto afectados.
Ya en el pasado hemos vivido estas negativas experiencias con centros educativos universitarios particulares y oficiales e incluso Universidades , que afectan la imagen de Panamá y su considerado ineficiente sistema educativo primario, secundario y universitario.
Según los quejosos las actuales autoridades de UDELAS,
suspendieron en 2 ocasiones la elección, acción que no era su competencia, cuando el proceso eleccionario estaba a cargo del Consejo electoral universitario (CELU).
Paralelamente, no se permitió que la elección se diera en el edificio principal de UDELAS, toda vez que se cerraron con cadenas y candados, las puertas de esta Universidad.
Sin embargo, pese a ese inconveniente el proceso se realizó en presencia de delegados del TE, Defensoría, Policía y Sinaproc.
Simultáneamente, se impidió que la Rectora electa, tomara posesión del cargo, el 2 de enero.
De igual forma aunque el período del exrector terminó el 31 de diciembre pasado, 3 semanas después a través de resolución del Consejo Superior universitario
se extendió su permanencia en el cargo.
Incluso por encima de una investigación del Ministerio Público, admitida por usurpación de funciones, el rector saliente tomó vacaciones y dejó una rectora encargada.
En medio de este conflicto el mismo exrector elevó consulta al Procurador de la Administración, sobre los actos del Consejo electoral y la validez de la resoluciones del Consejo superior universitario que suspendía la elección.
Al respecto, la Procuraduría de la Administración señaló «Están revestidos de presunción de legalidad» y «decaimiento del acto jurídico».
Durante este período de incertidumbre, se realizaron casi un centenar de Destituciones entre docentes, administrativos e integrantes del Consejo electoral universitario, en perjuicio de la calidad de la enseñanza.
Asimismo los afectados acusan al exrector de ejercer presunto acoso laboral y de provocar inestabilidad económica en los hogares de las personas destituidas.
De la misma manera, los afectados acusan al exrector de ejercer practicas antidemocráticas al no reconocer el triunfo electoral de la Dra. Gianna Rueda y no aceptar la derrota de su candidata.
Agregan que el actual rector intimida a docentes y administrativos, inventando procesos disciplinarios falsos.
También el exrector se aprovecha de la lentitud en el sistema judicial y se burla del MP, acomodando todo para una nueva elección con docentes que recién nombró y con un Consejo Electoral, recién designado para garantizar su permanencia en el cargo.
El mensaje que se envía a la ciudadanía es de que a pesar que una mujer compite, se somete a las reglas del juego y gana una elección, se le impide ejercer el cargo. ¿Acaso regresamos al siglo pasado, sí ese mismo en que vivió Clara González?
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