Caroline Beitia- Estudiante de Relaciones Públicas
Universidad de Panamá.
La Tierra se está sobrecalentando. De acuerdo con los datos de la Nasa, en 2020 la temperatura media fue de 1,02 ºC más elevada respecto al período 1950-1980. El calentamiento global, además de provocar la fusión de los glaciares y la subida del nivel del mar, provoca otros cambios climáticos como la desertificación y el aumento de fenómenos extremos como por ejemplo huracanes, inundaciones e incendios: la alteración del clima podría causar daños incalculables.
La transición energética se define como el conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de energía para hacerlos más sostenibles. Tiene como objetivo transformar un sistema energético basado en los combustibles fósiles en un sistema energético basado en las energías renovables.
La transición energética es una energía renovable por lo que esta tiene diferentes beneficios ambientales tales como:
Mejorar la calidad del aire, limpiar y no generar residuos de difícil y costoso tratamiento y reducir las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes favoreciendo la lucha contra el cambio climático; así como impulsar el desarrollo sostenible de las comunidades.
El desarrollo de energías renovables representa el corazón de la transición energética. En los últimos años la energía fotovoltaica y la eólica se han sumado a otras tecnologías ya maduras, como la hidroeléctrica y la geotérmica, y hoy son las grandes protagonistas de la transición en curso. Un verdadero cambio de paradigma centrado en la descarbonización, es decir, el abandono paulatino de las fuentes fósiles y, consecuentemente, en el cierre de las centrales de carbón al igual que plantas termoeléctricas que generan energía utilizando como combustible el diesel y el bunker.
La transición energética crea beneficios desde muchos puntos de vista y no solamente para el medio ambiente. En este sentido, en los últimos años, la capacidad de crear valor a largo plazo y reducir el riesgo se ha convertido en un requisito muy importante también para la inversión financiera.
De qué manera influye en Panamá
Panamá es un país tercer mundista, pero en el tema de energía y de innovaciones siempre se mantiene actualizado. El Plan Nacional de Energía de Panamá 2015-2050 sugiere que hasta un 70% del suministro de energía del país podría ser renovable en 35 años. El plan fue adoptado como una hoja de ruta a largo plazo para diversificar el sector energético y avanzar en el acceso a la energía, la eficiencia energética, la seguridad energética y la descarbonización del sistema energético en general.
La principal fuente de energía renovable en Panamá es la energía hidroeléctrica, pero en los últimos años la matriz energética se ha ido diversificando con la introducción de las tecnologías renovables más recientes. En concreto, las inversiones en energía solar y eólica han aumentado considerablemente desde 2014.
La matriz de energía eléctrica de Panamá está compuesta en un 47% de fuentes renovables (hidroeléctricas), 34% de generación térmica, 8,0% de eólica (viento) y 11% de solar. De lo que se desprende que somos altamente dependientes de la energía producida por el agua de los ríos y sus afluentes.
Somos unos de los países con más ventaja en el área de la energía por ello forma parte de la lista de los países con energía para el futuro.
Nuestro país cuenta con la empresa llamada EGESA (Empresa de Generación Eléctrica, S.A), la misma se encarga de producir energía por medio de paneles solares y de esta manera repartirla al país a través del sistema interconectado nacional, esta energía es completamente limpia por el hecho de que utiliza una fuente renovable para su producción. EGESA también posee la concesión del proyecto hidroeléctrico Bocas de Toro cuya capacidad instalada es de 223 MW. Según los requerimientos energéticos del país está planificado para entrar en operación a finales del año 2027.
