Panamá entre la influencia china y la permanente injerencia gringa

Por: Marcos Castillo Pérez- comunicólogo

En las últimas semanas hemos escuchado desde Washington y con réplicas en el istmo de una “creciente influencia china” en Panamá,  la narrativa ha tomado fuerza gracias a las frecuentes alusiones sobre el tema que hace el presidente Donald Trump cada vez que se refiere a sus intenciones de arrebatarle el canal a Panamá incluso mediante la fuerza militar.

El estribillo que repiten cual mantra, tanto funcionarios de USA como fanáticos de Trump allá y acá, forma parte de la cadena de mentiras que utiliza el mandamás de la mayor potencia económica y militar del mundo, como táctica para intimidar y doblegar a quien se niegue a aceptar sus voraces caprichos, que van desde; quitarle Groenlandia a Dinamarca, anexarse Canadá y hasta apoderarse del canal de Panamá.

La presunta “creciente influencia china” en Panamá se ha convertido en una campaña para presionar al gobierno de José Raúl Mulino a fin de conseguir que las concesiones portuarias en Cristóbal y Balboa le sean rescindidas a la empresa china Hutchison Port (PPC) y pasen a manos de empresas estadounidenses, preferiblemente de socios o amiguetes de Trump, el fantasma de la toma del canal incluso por la vía militar parece más una bravuconada intimidatoria, ya que lo que realmente le interesa, al magnate y empresario devenido a político es consolidar el monopolio comercial y el control estadounidense en Panamá.

El control del canal y la influencia de los Estados Unidos

El nacimiento de la República de Panamá en 1903, vino de la mano de la cesión a perpetuidad de la Zona del Canal a los Estados Unidos, para la terminación de la construcción de la vía interoceánica que había iniciado Francia el 1 de febrero de 1881, la separación de Panamá de Colombia fue azuzada y apoyada por Washington con el único interés de imponer a Panamá un tratado leonino que había sido negado por el congreso colombiano, desde ese momento empieza la influencia estadounidense en Panamá, que al igual que el tratado Hay – Bunau Varilla se les antojaba a perpetuidad.

A lo largo de la historia de Panamá han sido varias las intervenciones y agresiones militares infligidas por los Estados Unidos para imponerle sus intereses políticos y comerciales. En 1908 y en 1912 se dieron intervenciones militares estadounidenses en medio de disputas electorales entre liberales y conservadores. En mayo de 1916 el entonces embajador estadounidense en Panamá, William Jenning Price le entregó un ultimátum al gobierno de Panamá para que decomisara las armas de largo alcance de su fuerza policial, pese a las protestas del presidente Belisario Porras y el canciller, Ernesto Lefevre. La policía nacional de Panamá fue obligada a desarmarse por órdenes del gobierno estadounidense.

En marzo de1921 llegaron a las costas de Panamá los buques de guerra de los Estados Unidos; el acorazado Pensilvania y el crucero Sacramento para obligar al gobierno panameño a acatar el fallo White que le cedía el territorio de Pueblo Nuevo de Coto a Costa Rica, la intervención estadounidense respondía a los intereses de sus multinacionales bananeras.

El 15 de octubre de 1925 y a petición del gobierno del presidente Rodolfo Chiari, tropas estadounidenses arriban a Panamá para reprimir las manifestaciones de trabajadores panameños y de otras nacionalidades que laboraban en la Zona del Canal quienes protestaban por el alto costo de los alquileres de cuartos y apartamentos, a esta lucha se le conoció como el Movimiento Inquilinario. La represión militar estadounidense dejó como saldo; cuatro muertos, cientos de heridos, decenas de detenidos y otro tanto de trabajadores extranjeros deportados.

El 2 de marzo de 1936 se firmó en Washington, el tratado Arias – Roosevelt, que establecía en una de sus cláusulas, la responsabilidad de Estados Unidos y Panamá de tomar medidas para defender el canal. En1942 habiendo entrado USA en la II guerra mundial, se presiona al gobierno panameño a ceder 130 sitios para uso militar mediante el acuerdo, Fábrega – Wilson, lo que convirtió al país y al canal en una gran base militar estadounidense y un objetivo de guerra de los países del EJE que estaban enfrentados a USA y sus aliados europeos.

En 1947 y terminada la guerra, quisieron prorrogar la permanencia de los sitios militares mediante el convenio Filos – Hines, pero este fue ampliamente repudiado por la población, lo que obligó a la Asamblea de Diputados a rechazarlo, teniendo Estados Unidos que conformarse solamente con las bases que tenía en las riberas de la Zona del Canal, se trató de un revés para USA y un gran triunfo para una ciudadanía que hacía suya la causa nacionalista de la recuperación del canal usurpado.

A finales de la década de los 50 y principios de los 60, la presión ciudadana, hace que la clase política panameña intensifique sus reclamos a los Estados Unidos, la Operación Soberanía de 1958 y su siembra de banderas, constituye una elocuente expresión de los panameños que deciden entrar a la Zona del Canal y sembrar banderas, un año después en 1959 se lleva a cabo la Marcha Patriótica, que invitó al pueblo a entrar a la zona canalera portando banderas, la manifestación fue reprimida por órdenes del gobernador zoneita.

Estos acontecimientos fueron los antecedentes de la gesta patriótica del 9 de enero de 1964 cuando estudiantes acompañados y apoyados por el pueblo entran a la zona, izan la bandera panameña y sufren una sangrienta represión que se cobró la vida de 21 personas y dejó a más de quinientas heridas. Los acontecimientos del 9 de enero de 1964 obligan al entonces presidente, Roberto Chiari a romper relaciones con los Estados Unidos y a exigir la firma de un nuevo tratado que remplazara al de 1903.

La gesta heroica del 9 de enero del 64 rinde sus frutos en 1977 con la firma de los tratados Torrijos – Carter que logra la recuperación del canal y abroga el acuerdo de 1903, sin embargo, los sectores más conservadores de los Estados Unidos introdujeron enmiendas y reservas al tratado de neutralidad del canal, conocidas como la enmienda de Concini, la reserva Church y la reserva Nunn, estas adendas impuestas a última hora, se han mantenido como espadas de Damocles sobre los gobiernos de Panamá y hoy por hoy cobran mayor vigencia con el regreso al poder de Donald Trump y sus deseos de arrebatarle a Panamá el control del canal.

Adicionalmente los gobiernos de ambos países han firmado acuerdos que le permiten a Estados Unidos injerencia en temas de la seguridad nacional de Panamá, es el caso del convenio Salas – Becker que autoriza a funcionarios y agentes estadounidenses abordar naves y embarcaciones para realizar inspecciones o allanamientos, es conocida también la presencia de personal de diferentes agencias federales estadounidenses en los puertos y aeropuertos del país, quienes incluso instruyen a los  panameños, a la hora de hacer revisiones, detenciones o deportaciones. En el ámbito político no es diferente, la frecuente y descarada injerencia de embajadores y diplomáticos estadounidenses en asuntos internos de Panamá se ha hecho casi una costumbre así como la frecuente consulta por parte de políticos y funcionarios panameños a los embajadores de USA a la hora de tomar cualquier decisión importante.

Pero la influencia e injerencia de los Estados Unidos en Panamá no se limita a lo político sino también en otros ámbitos; en el económico, somos probablemente uno de los países más dependientes de los Estados Unidos, comenzando por el dólar, la moneda estadounidense que desde 1904 ha sido de uso legal en Panamá, la presencia en el istmo de multinacionales bananeras con poder e influencia y un número plural de otras grandes empresas, que han marcado incluso los hábitos de los panameños, el consumismo también ha sido una de las influencias que nos dejó la presencia estadounidense en la Zona del Canal. En el istmo se han asentado y proliferado denominaciones religiosas procedentes de los Estados Unidos que han influido en la fe, prácticas y costumbres de miles de panameños. Los estadounidenses tienen otras formas más sutiles de influir y tener injerencia, lo hacen mediante el otorgamiento de becas y pasantías a estudiantes, funcionarios y líderes de opinión, oficiales de la policía, periodistas y a funcionarios judiciales a quienes terminan cooptando y estos se convierten en informantes y personas incondicionales al servicio de Washington.

Concluyo aseverando que por mucho que haya incursionado China mediante inversiones y el establecimiento de negocios en Panamá, su presencia no se puede comparar con la de los Estados Unidos, ni tampoco se puede hablar de injerencia, dado que nunca hemos sido agredidos militarmente por China, como si lo ha hecho los Estados Unidos desde el nacimiento de la república y lo continúa haciendo hoy mediante las veladas amenazas y campaña de infundios dirigidas contra Panamá por el presidente Donald Trump.

Comparte en tus redes sociales ...
Share on facebook
Facebook
Share on pinterest
Pinterest
Share on twitter
Twitter
Share on whatsapp
Whatsapp
Share on linkedin
Linkedin