Por Víctor Cruz – economista
La producción de alimentos en el país, agropecuarios y productos procesados localmente, ha estado sujeta a continuos cambios a lo largo del período republicano.
Estos cambios no solo debieron enfrentar eventos históricos, como la construcción del Canal, la Primera y Segunda Guerra Mundial, el período de Sustitución de Importaciones, en el cual se estrecharon las relaciones entre la producción agropecuaria con el proceso industrial, estableciéndose lo que hoy día son las cadenas agroalimentarias, y más recientemente los Tratados de Libre Comercio.
Todos ellos generaron sinergias particulares en las diversas actividades económicas que se realizan en el país, pero a su vez, condicionaron la forma como ambas producciones se concretaban en el mercado, especialmente frente a la competencia extranjera.
Todos esos elementos han generado presión a la producción agrícola, pecuaria y agroindustrial, máxime cuando estas para operar eficientemente deben atender elementos como la consecución de materias primas, abonos, fertilizantes, manejo de proveedores, transporte, financiamiento, compra de equipos y maquinarias, mantenimiento, etc.
Hay otras variables a tener en consideración, como el suministro de energía y de agua, vialidad, contratación de personal, manejo administrativo, para mencionar algunos más y, al final de esta gran carretera de factores, traducir todo eso en Costos de Producción y Precios al Consumidor.
Si piensan que esto termina aquí, pues NO, ya que al emprender un negocio o, mejor dicho, el Invertir en una empresa no es gratis, ya que debes cumplir con pasos para legalizarla y eso implica usar más recursos para que un negocio inicie.
En términos generales, estos factores son imprescindibles para formalizar una inversión y al final del camino, todo ello se traduce en dinero.
Un valor en cada uno de esos elementos es lo que se transforma en algo denominado el Costo de Producir un producto, el cual se traducirá en el Precio, al incorporar un porcentaje de ganancia, por el que el consumidor deberá adquirir dichos productos. Eso sí, siempre que el consumidor acepte como bueno ese producto, surgiendo un elemento adicional cuando una persona tiene un negocio, la famosa Incertidumbre que el mercado arroja sobre todos, a la cual también hay que tasarla y ponerle un valor, como elemento vital en el desarrollo empresarial.
Si a todo ello le agregamos lo que un negocio, por pequeño que sea debe pagarles a las autoridades fiscales, sea el gobierno central o a la municipalidad, pues eso se traduce nuevamente en valores, en números convertidos en balboas o dólares, lo que al final condiciona la rentabilidad de esa inversión.
Como ven, es una cadena enorme de variables a las que se le debe asignar un valor y de esa manera saber cuál es el COSTO de producir bienes agrícolas, pecuarios y agroindustriales en este país.
Esto me lleva a preguntar si en la Mesa del Diálogo establecida esto fue discutido como para que, olímpicamente, se impusiera ampliar los productos de la Canasta Básica bajo la figura del Control de Precios, incluso se intentará imponer márgenes a la ganancia a la cual se aspira para recuperar la inversión realizada y seguir generando riqueza, especialmente por la vía del empleo.
Es muy rico querer, sobre las bases de las mal llamadas conquistas o reivindicaciones sociales, meter la mano en cosas que ninguno de los presentes en el diálogo conoce.
Que tal si quienes hoy se arriesgan a generar riquezas en este país poniendo un negocio, exigimos que no existan los gremios magisteriales y sindicatos laborales, por que nos parece simplemente mejor que no existan. Y si existen, que los sueldos y salarios pagados a ellos, sean la mitad de lo que hoy día se les pagan.
Les aseguro que estos planteamientos no serán del agrado de las organizaciones presentes en el dialogo, porque saldrán a relucir los Derechos a los que ellos tienen por ley para existir y desarrollarse.
Pues bien, para quienes estamos en actividades económicas en las cuales quienes están en la mesa del Diálogo les es fácil imponer decisiones porque no tienen un céntimo invertido y tampoco les preocupa un despido porque no pasará, les decimos que no tenemos que avalar nada que afecte actividades que ellos desconocen, so pretexto de luchar por el pueblo, porque nosotros también tenemos Derechos.
La ignorancia o falta de conocimiento de quienes hacen tales comentarios requiere de educación y conocimiento para sugerir mínimamente algo en temas empresariales, y no al calor del sensacionalismo y protagonismo de quienes piensan que así aumentarán su caudal electoral para la futura campaña del 2024 como ya lo estamos viendo en algunas postulaciones.
A quienes así opinan los invitamos a que inviertan de su propio pecunio en alguna actividad productiva y que pongan en riesgo, sus activos familiares o adquiridos con financiamiento, y luego nos echen los cuentos de cómo les fue.