Algo más del presidente electo, José Raúl Mulino

El presidente electo José Raúl Mulino Quintero, cumplirá 65 años este 13 de junio y se encamina a su tercera transición política, la más importante de su vida: La Presidencia de la República.

Su primera transición fue en 1994, cuándo  le correspondió como canciller del gobierno del presidente Guillermo Endara, pasar la batuta al expresidente Ernesto Pérez Balladares, dijo en una ocasión el ilustre patriota y buen amigo, don Gabriel Lewis Galindo.

En 2014, como Ministro de Seguridad Pública del gobierno de Ricardo Martinelli,  le tocó traspasar el mando al designado en el cargo por Juan Carlos Varela.

Dos transiciones a dos  personas muy diferentes, en épocas distantes.

Recuerdo que al final del mandato de Endara, Mulino le dijo que no había retrato  suyo  en el Pabellón de Presidentes. Más o menos, Endara contestó: “a mí que me pinte la historia”.  Años después, el presidente de ese entonces, Ernesto Pérez Balladares, tuvo un gran gesto y colocó el retrato de Endara (memorias del Presidente electo).

José Raúl Mulino Quintero nació en David, pero  creció en la ciudad de La Concepción, distrito de Bugaba hasta más o menos 18 años.  Los bugabeños les disputan el gran honor a los davideños. Es cuestión de sentimientos.    

Parafraseando un poco, recuerdo que el gran escritor Milton Richman, al referirse a Rod Carew, decía. “Es una gran persona, un honor para su país, para él y su familia y para el béisbol por haberlo tenido”. 

El presidente electo tiene algo parecido en otro campo: Es un gran honor para los chiricanos, para él, su familia y para el país que tendrá un dignatario completo. Ha demostrado ser una gran persona a través de muchos años de vida pública y privada.

El próximo Jefe del Ejecutivo fue condecorado en Colombia por el presidente Manuel Santos, en una ceremonia realizada en la Academia Policial General Santander, en la misma donde el hoy ministro de Seguridad Pública designado, Frank Ábrego, recibió  la medalla Cívica de la Policía de Colombia  

Mulino como ministro y Ábrego como director del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), lograron una sólida relación de cooperación con los estamentos colombianos.

 Durante su ministerio se reunió con varios generales, como Oscar Naranjo, jefe de la Policía Nacional  de Colombia, declarado en su momento como “El mejor policía del mundo”; con el general de cuatro estrellas, John Kelly, jefe del Comando Sur de Estados Unidos de ese entonces y después jefe del gabinete del presidente Donald Trump.

Una vez en Guatemala  durante  una reunión sobre seguridad regional, estuvo al lado del presidente Ricardo Martinelli, cuando Felipe Calderón, presidente mexicano dijo, que Panamá había logrado la mejor incautación  de drogas de la región. La noticia se le envió de inmediato al Griego Pritziola, quien la sacó de última hora en el diario Critica. Todo por el veloz correo electrónico.

Si los cálculos no fallan, en tres meses de dura campaña, el presidente electo Mulino recorrió no menos de 300 lugares, para llevar un mensaje de esperanza y de mejores días para el pueblo.  Promesas reales que de seguro cumplirá, con su equipo de trabajo designado. Ha sido un Gabinete bien seleccionado. Y como dicen, “Apaga y vámonos”.

El apodo de “Stalin  creo que no lo  incomoda”, No recordamos quien  se lo puso, si fue el Griego, el exministro Harmodio Arias Cerjack o un periodista que laboró con él. El excanciller Arias  Cerjack identificaba a Mulino como “Stalin” en su celular.

Un luchador incansable en la Cruzada Civilista  de  los años 80 contra el dictador Noriega. Se la rifó al lado de otros iliustres panameños y el pueblo. Este movimiento esta de aniversario.

Entre los recuerdos, uno fue cuando viajó a Washington  con Martinelli y otros funcionarios, a reunirse con el presidente Barack Obama. En esa misma gira, tuvo reuniones de alto nivel con estamentos de Estados Unidos.

Escribió hace poco don Sam Lewis Navarro, que  del partido Solidaridad, han salido tres presidentes: Ricardo Martinelli Berrocal, Laurentino Cortizo Cohen y José Raúl Mulino Quintero . Muy cierto y apoyados por el recordado Don Sammy Lewis Galindo. 

El presidente electo, antes y ahora, siempre ha tenido “excelentes” relaciones con Estados Unidos, el primer socio comercial de Panamá. Pero también con todas las naciones que conviven con Panamá. 

El edificio donde queda el Ministerio de Seguridad Pública en Amador, fue obra  de la administración Martinelli-Mulino. 

No la pudo inaugurar, pero ahí está la placa conmemorativa, que una vez quisieron taparla con un arbolito de navidad.  

Inauguró el cuartel de  la Policía Nacional en La Concepción,  en su último año de ministro. Lo remodeló por completo y lo equipo de todo. Fue en ese momento, su gran legado a la seguridad de la población bugabeña, como también una subestación en Solano. Ahora viene la culminación del Hospital de Bugaba, que nadie lo concluye.  Dijo: “Quiero dejarle algo a mi distrito”.

Ahora, excanciller,  magistrado suplente  de la Sala 4 de la  Corte Suprema de Justicia, presidente de dos partidos, el exministro de Gobierno y Justicia y Seguridad Pública, dejará eso  en su hoja de vida,   para asumir el  cargo más importante de su vida: Presidente de Panamá, un país de 4 millones de habitantes, que le dio el voto de confianza el pasado 5 de mayo, por lo que pasará de ropa informal a saco y corbata por su alto  cargo.   Aunque los fines de semana no creo que deje  el jeans y sus camisas de manga corta o en sus giras por el territorio nacional

Cuando la capacidad se une con la experiencia, con los conocimientos de la vida pública, con excelentes contactos y relaciones a nivel nacional e internacional y deseos de hacer algo por Panamá, las cosas salen bien.  Tienen que salirle bien al Presidente electo.

 En su discurso de proclamación dejó en claro que  «la renovación política del país ya comenzó.

“Soy el último viejo que queda en la lista, porque, de aquí en adelante, le tocará a esa juventud motivarse a participar y ganar en democracia”. Frase sabia de un veterano dirigente político que analizó la realidad actual.

Sus reuniones con las diferentes bancadas de diputados, por separado, buscando un equilibrio  para beneficio del país no de más nadie, nunca  se había visto. Eso creo.

Para concluir, dice el expresidente Pérez Balladares, que el presidente electo “tiene el ímpetu chiricano”, es la mera verdad. Los dos son grandes amigos desde los años de Solidaridad y antes quizás. Educados en el mismo colegio, San Vicente de Paul.

Esta y la anterior nota, lleva el mensaje de demostrar las diferentes facetas del presidente electo. Estamos en buenas manos.

El autor es periodista:  AF

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