Por: Marcelino Rosario
Panamá no escapa al aumento de la malaria, un mal endémico difícil de erradicar y a pesar de las estrategias implementadas por el Ministerio de Salud (MINSA), cerca del 90% de los casos siguen focalizados en las regiones selváticas y boscosas dentro de territorios comarcales de Ngäbe Buglé, Guna Yala, Madugandí, Guargandí y Emberá.
De acuerdo al informe epidemiológico del MINSA hasta el 17 de junio de 2023, la malaria alcanzó los 5,130 casos acumulados en Panamá en el presente año. En los últimos tres años (2021-2023) se han confirmado 9,269 casos positivos, 99% de ellos corresponden a la malaria provocada por el parásito Plasmodium vivax, que tiene presencia en el país desde la Construcción del Canal de Panamá, que junto con el virus de la fiebre amarilla provocaron la muerte de varios miles de personas.
Luego del paso de la pandemia por la Covid-19, la malaria volvió a resurgir en el país, a pesar de haber estado controlada por un largo período de tiempo, en ese momento los esfuerzos fueron enfocados en salvar vidas por las consecuencias de la enfermedad viral respiratoria.
La malaria está recorriendo el país, en Chiriquí hay 64 casos diagnosticados, procedentes de Darién y Bocas del Toro, así lo confirmó la Dra. Gladys Novoa, directora regional del MINSA, quien explicó que se trata de casos importados de las regiones endémicas con presencia de malaria.
Panamá es parte de los nueve países incluidos en la iniciativa E-2025, que busca certificar a países libres de malaria para el 2025, un programa que desarrolla la Organización Mundial de la Salud y que obedece a la continuidad de la iniciativa E-2020, que fue lanzada en el 2017.
Transmisión de la enfermedad
El Dr. José Loaiza, ecólogo de enfermedades e investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT AIP) de Panamá, explica que aunque la trasmisión de esta enfermedad ocurre a través de la picada de varias especies de mosquitos del género Anopheles. En Panamá y en otros países en América Latina, la especie Anopheles albimanus es el principal vector transmisor de malaria.
El parásito que causa la malaria, ataca la sangre, se come los glóbulos rojos, provoca anemia y al no tratarse, puede ser fatal sobre todo en niños menores de cinco años o mujeres embarazadas, advirtió el investigador Loaiza, autor de varios estudios sobre malaria en Panamá y quien ha estudiado la biología, ecología y genética de los mosquitos, con el propósito de diseñar estrategias de control más eficientes para disminuir las poblaciones del mosquito vector.
En los últimos 30 años, los casos de malaria han seguido un patrón fluctuante, hay periodos donde casi ha desaparecido, en el 2015, un programa regional premió a Panamá por ser uno de los países de Centroamérica con las cifras más bajas en la región, en ese momento Panamá entró en un periodo de eliminación de la enfermedad que fue conocido como eliminación de la malaria.
Darién y las comarcas indígenas siguen en el ojo de la tormenta por la malaria; su exuberante vegetación, acompañada de regiones inhóspitas y el constante paso de migrantes procedentes de países con presencia de malaria como África, Venezuela, Ecuador, y Colombia, entre otros, podrían ser factores que facilitan la entrada de parásitos en el país. Según el departamento de Control de Vectores, en Chiriquí, desde el 2022 hasta la fecha actual, se captaron cuatro casos de malarias en migrantes y uno era por Plasmodium falciparum, la malaria más patogénica y virulenta.
Su diagnóstico
A través de una gota de sangre, al colocarla en una placa de vidrio y observarla en el microscopio se puede diagnosticar si la persona tiene el parásito que provoca la malaria e inmediatamente se comienza el tratamiento de cura, porque los síntomas comienzan aparecer entre los 7 a 10 días luego de haber sido picado por el mosquito, confirmó Patricio Camarena, jefe provincial del departamento de Control de Vectores en Chiriquí.
“Tuvimos el caso de una persona que llegó procedente de Guna Yala y nos mintió. Decía que estaba bien y al hablar con las autoridades se logró retenerlo porque iba con destino a la Comarca Ngäbe Buglé y resultó ser positivo por malaria”, agregó Camarena al referirse a la falta de responsabilidad de algunas personas con sintomatología.
El Dr. Loaiza explica que los síntomas de esta enfermedad se presentan de forma cíclica, por ejemplo, cada tres días, el paciente mejora y recae con sintomatología de escalofríos, fiebre y sudoración. Cuando los parásitos entran al torrente sanguíneo, se desarrollan y se multiplican, atacan los glóbulos rojos y la persona pierde la capacidad para transportar oxígeno en la sangre, causando anemia y debilidad general.
Panamá tiene tratamiento para la malaria
Actualmente no existe una vacuna para erradicar la malaria. A los pacientes diagnosticados se les administra un tratamiento que consiste en un medicamento diario por un periodo de 7 a 14 días, dependiendo del parásito (Plasmodium vivax o Plasmodium falciparum).
Cuando el paciente está infectado con Plasmodium vivax se le suministra cloroquina y primaquina vía oral en tabletas, porque el parásito ataca al torrente sanguíneo y al hígado, mientras que para el Plasmodium falciparum se usa solo cloroquina.
“En ambos casos, en el tratamiento se utilizan químicos que se derivan de plantas, donde el compuesto químico “cloroquina” mata el parásito que está en la sangre del paciente infectado, la persona poco a poco comienza a recuperar su capacidad de oxigenación” agregó el científico.
Es importantísimo controlar al parásito Plasmodium falciparum, que es más fuerte y puede bloquear los vasos sanguíneos que transportan la sangre oxigenada al cerebro, generado una especie de coágulo que puede resultar en la muerte del paciente o “malaria cerebral”. En este caso el tratamiento es más agresivo.
Cuando no se cumple con el tratamiento, el paciente recae con la sintomatología de la enfermedad y nuevamente deteriora su condición de salud. Cuando se trata de mujeres embarazadas contagiadas con malaria, la situación es delicada porque no se le puede administrar cualquier medicamento.
La epidemióloga de la sección de Control de Vectores del MINSA, Tania Blanco, confirmó que la entidad cuenta con suficientes antimaláricos para seguir controlando los focos maláricos y sobrellevar los casos que puedan surgir, porque en Darién, Panamá Este y Comarca Ngäbe Buglé, la situación ya está controlada.
“En la Comarca Guna Yala se está interviniendo en una estrategia que controle y corte la transmisión”, agregó Blanco.
Prevención de la malaria
En estos momentos, el MINSA avanza con varias estrategias para mitigar los casos de malaria en el país, como la promoción y prevención en estas áreas, capacitación al personal técnico, entre ellos, los asistentes de laboratorios de la Comarca Guna Yala quienes están siendo entrenados por especialistas del Instituto Conmemorativo Gorgas, confirmó Blanco, al explicar que se intervendrá con una estrategia de tratamiento supresor en dos ciclos para cortar la transmisión en Puerto Obaldía.
De igual manera se distribuyen mosquiteros impregnados con insecticida sintético que tienen una duración de seis meses y son utilizados en las áreas de elevada prevalencia de la enfermedad, donde el mosquito hembra, cuando intenta picar a la persona, toca la malla del mosquitero se contamina y muere.
Por otro lado, las barreras interculturales también son una limitante para que las autoridades de salud puedan seguir avanzando en el control de la malaria, así lo revelan estudios científicos publicados en la revista Malaria Journal por investigadores panameños.
La investigación: “Representaciones sociales de la malaria en la población indígena Guna de la Comarca Guna de Madungandi, Panamá”, publicado en el 2017 y realizado por investigadores del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud en la Comarca Guna de Madungandi, por el Dr. Lorenzo Cáceres como investigador principal, identifican los componentes sociales, epidemiológicos y entomológicos de la malaria en esa comunidad indígena.
El estudio de dos años de investigación ofrece un aporte importante desde la cosmovisión indígena, sobre las connotaciones espirituales, mágicas, cósmicas, religiosas, relacionadas a mitos que tiene la enfermedad, donde concluyen que el sistema de salud debe incluir estos factores en su enfoque intercultural, para asegurar la sostenibilidad de las medidas de intervención contra la malaria.
Otro de los estudios científicos publicados por investigadores panameños fue en junio de 2020, como autora principal, Lisbeth Amarilis Hurtado, encargada del Departamento de Análisis Epidemiológico y Bioestadísticas del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud con: “Patrones de transmisión a largo plazo y políticas de salud pública que conducen a la eliminación de la malaria en Panamá”, donde se confirma la focalización de la enfermedad y el problema de las barreras interculturales que se deben abordar para la eliminación de la enfermedad.
La comunidad científica busca respuestas para erradicar este mal endémico y un científico panameño del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología INDICASAT AIP (José R Loaiza), junto a sus homólogos del Instituto Sanger en Inglaterra (Kelly L Bennett), la Universidad de Massachusetts en Boston (Luis F De León) y RENECO International Wildlife Consultants LLC, en Abu Dhabi, UAE (Matthew J Miller), tienen una nueva propuesta de investigación que pudiera contribuir a disminuir el riesgo de transmisión de la malaria en Panamá.
El proyecto de investigación busca secuenciar los genomas de varias especies de mosquitos Neotropicales del género Anopheles Nyssorhynchus, para los cuales no existen genomas de referencias anotados, lo cual impide entender rasgos ecológicos y epidemiológicos importantes de estos vectores.
La propuesta fue publicada recientemente en la revista científica internacional: Current Opinion in Biotechnology, con el título: Unraveling the genomic complexity of sylvatic mosquitoes in changing Neotropical environments (Desentrañando la complejidad genómica de los mosquitos selváticos en ambientes neotropicales cambiantes) (https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S095816692300054X).
Generar nuevos recursos genómicos para estudiar a los mosquitos Anopheles, trasmisores de la malaria en Panamá, explica el Dr. Loaiza, nos permitirá entender toda la información genética que el mosquito ha acumulado por millones de años de evolución hasta el enfrentarse a los seres humanos en busca de sangre para continuar con su ciclo de vida, lo cual puede ser la clave para acabar con este mal.
“Proponemos usar recursos del genoma del mosquito para entender su conducta. ¿Dónde colocan los huevos? ¿Dónde se aparean? ¿Si han desarrollado resistencia a los químicos que se utilizan para el control? Determinar si los insecticidas de tipo residual son efectivos en la eliminación de las hembras. Determinar si los mosquitos están adaptados a distintos regímenes climáticos en el país. Estas son algunas de las interrogantes planteadas, pues se trata de un estudio complejo”, dijo Loaiza.
De igual manera, se espera conocer cuál ha sido el comportamiento del mosquito luego que los seres humanos han intentado eliminarlo, cuál ha sido su necesidad de evolucionar y cambiar genéticamente, por lo tanto, este estudio ofrecerá a la ciencia muchas respuestas sobre los mosquitos, pero se requieren los fondos para realizar técnicas avanzadas de genómica en el país y para colectar los mosquitos en Darién, criarlos en un insectario, extraer material genético y hacer una realidad esta investigación.
Registro de Casos.
Las publicaciones de la Organización Mundial de la Salud estiman que en el 2021 se registraron 247 millones de casos de malaria en el mundo, con un estimado de 619,000 muertes, el 80% de ellas fueron en la región del África, donde los niños menores de 5 años son el grupo más afectado por la malaria. De esta cifra del 2021, en los países de América se registraron 520,000 casos de malaria con unas 120 muertes.
Durante la semana epidemiológica 24 que comprende del domingo 11 al sábado 17 de junio de 2023, se registraron 51 casos nuevos de malaria en el país, para acumular 5,130 casos en lo que va del presente año, unos 2,446 casos más que los acumulados durante el 2022 y en su mayoría focalizados en Darién y Guna Yala, con prevalencia en un grupo de población entre los 25-49 años de edad.
Ahora queda en las manos de la población afectada cortar la cadena de trasmisión al tomar el tratamiento proporcionado por las entidades de salud y seguir las medidas de prevención, apoyadas por las recomendaciones de los estudios científicos sobre malaria realizados en Panamá.