Por: Redacción – Panorama Económico
Más de seiscientos (600) temas grabados en una carrera de más de cinco décadas, el primero de ellos “Tristeza en mi vivir”, forma parte de la historia musical de Ulpiano Vergara.
El artista recuerda que en los inicios de su etapa musical, el mismo cantaba, pero luego sumó a su conjunto nuevas figuras del canto.
Inspirado y bajo las enseñanzas de su hermano Hernán Vergara, “El Mechi Blanco” empezó su carrera musical, dejando de lado los estudios de Geografía e Historia por los escenarios. ´
Oriundo de San José de Las Tablas, este artista se ha mantenido por años entre los preferidos de los bailadores y a sus 76 años sigue deleitando a los bailadores con su fina interptretación de las teclas.
Ulpiano, egresado del Instituto Nacional, recuerda que su primer baile fue en San Miguel de Las Tablas para sustituir a “Fello” Escudero que por un inconveniente de salud no pudo acudir, fueron doce horas de música, por loq que cobró seis balboas.
Hoy eso es historia, ya que sigue siendo uno de los artistas de mayor prestigio en la música típica y por ello, las presentaciones con una mayor remuneración que en ese entonces, están a la orden del día.
Pero cuál ha sido ese secreto para el éxito y mantenerse vigente? Para el músico esto se debe a los “esfuerzos, sacrificios y dedicación”.
Este acordeonista que emigró a la ciudad capital a los quince (15) años, recuerda durante su etapa de adolescencia llegó a formar parte del conjunto de la folclorista Petita Escobar, donde se destacó como acordeonista en giras nacionales y en el exterior.
También formó parte del grupo de la profesora Elisa de Céspedes, donde llegó a viajar a los Estados Unidos y luego de uno de esos viajes, retorna al país y compró en 150 balboas su primer acordeón.
Considera el tema “Penas” cantado por Lucho de Sedas, como uno de los mayores éxitos de su carrera, pero hay otros que se mantienen en el gusto de los bailadores.
Hoy los “Nuevos Distinguidos” cuentan con la voz de Manuel Carrera y la saloma de Danelys A. Gutiérrez, quienes acompañan al “bárbaro del teclado” en cada uno de sus compromisos.
“Y seguimos, dice el Mechi”.