Redacción Panorama Económico
Panamá. – Por años, la Caja de Seguro Social era la bomba de tiempo más apremiante que el país debía resolver. Los gobiernos pasaban, los problemas se agravaban y la clase política, con cobardía, optaba por “patear la pelota”, evitando tomar decisiones que, aunque necesarias, implicaban un costo político. Mientras tanto, el déficit crecía, poniendo en riesgo el futuro de millones de panameños.
Así lo destaca en su columna «La Cámara Opina», la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), gremio que sostiene que frente a este panorama, el Órgano Ejecutivo tomó una decisión valiente: presentar el Proyecto de Ley 163, asumiendo el reto de reformar un sistema viejo, obsoleto e insostenible. No fue una medida populista ni complaciente, sino un esfuerzo para garantizar la estabilidad de la CSS. Y aunque el Proyecto de Ley aprobado por el Órgano Legislativo no es perfecto, representa un avance que permitirá seguir construyendo soluciones.
«Reconocemos a los diputados que estuvieron a la altura del momento histórico. Aquellos que supieron hacer patria, entendiendo que su responsabilidad no es solo con el presente, sino con las generaciones futuras. A ellos les extendemos nuestro reconocimiento, porque decidieron pensar más allá de las próximas elecciones y votar por lo que el país necesita».

Sin embargo, no podemos dejar de señalar a quienes una vez más recurrieron a la politiquería, priorizando el cálculo electoral sobre el bienestar nacional. Sus excusas y evasivas solo evidencian la falta de visión y de compromiso con la nación. Los problemas de la CSS no desaparecen ignorándolos, y su negativa a actuar solo agrava la crisis que, tarde o temprano, requerirá soluciones aún más drásticas, resalta la CCIAP.
«El Proyecto de Ley 163 establece un mecanismo para que, en seis años, una mesa técnica evalúe la necesidad de ajustes en la edad de jubilación. Esto evita que el debate siga siendo rehén de intereses políticos y lo coloca en manos de expertos. Aunque hubiésemos preferido tomar decisiones más definitivas desde ahora, esperamos que, llegado el momento, se tomen en cuenta las recomendaciones técnicas y no se eviten decisiones necesarias por cálculos políticos, ya que al tratarse de una Ley Orgánica deberá volver al debate de la Asamblea Nacional».
A juicio de los empresarios, el ajuste escalonado de la cuota patronal es otro de los puntos centrales de esta reforma. Aunque ningún panameño quiere ver incrementos en sus aportes, como empresarios, comprendemos que todos debemos contribuir para garantizar la sostenibilidad de la CSS y las jubilaciones de los trabajadores que estaban en peligro. El Estado también hará su parte dentro de los límites presupuestarios señalados por el Ministerio de Economía y Finanzas.
En cuanto a las huelgas anunciadas por algunos sectores, no encontramos justificación para ellas sostiene la dirigencia de la CCIAP, indicando que los principales reclamos de los sindicatos—no privatización, no aumento inmediato en la edad de jubilación y ajuste en la cuota patronal—fueron atendidos en el Proyecto de Ley aprobado. Por ello, no comprendemos el llamado a huelga en este momento en el que Panamá necesita avanzar y salir de paralizaciones por intereses particulares, estériles y dañinas.
«Ahora, corresponde a la administración de la CSS, tan pronto sea sancionada la ley, delinear los próximos pasos y entrar en ejecución. Además, es fundamental demostrar eficiencia en la atención de salud, citas médicas y abastecimiento de medicamentos. El director general ha hecho promesas en esta dirección, y el país espera resultados».
Finalmente, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), reitera que el Presidente de la República ya ha anunciado que sancionará el Proyecto de Ley aprobado por el Órgano Legislativo. Con ello, el país debe concentrarse en otros proyectos fundamentales para su desarrollo. La historia recordará a quiénes estuvieron a la altura del momento y a quiénes decidieron ocultarse detrás de la comodidad de la inacción. Panamá necesita líderes que tomen decisiones, no políticos que vivan del miedo a perder votos.