Por: Redacción – Panorama Económico
Panamá, como muchos otros países en desarrollo, se enfrenta al desafío de brindar mayores oportunidades de formación y empleo a una población joven en constante crecimiento. Una solución que ha dado resultados efectivos en otras latitudes es la aceleración y la diversificación de la oferta de educación técnica para los jóvenes.
De acuerdo a la Cámara de Comercio, industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) en sectores clave como la hotelería, tecnología informática y electrónica, logística, tecnología automotriz, ciencias de la salud, ingeniería industrial, agricultura sostenible, producción de artes teatrales, medios de comunicación y artes culinarias, entre otros, se requieren profesionales altamente capacitados para impulsar el desarrollo económico y social de nuestra nación.
A través de su columna La Cámara Opina, el gremio empresarial indica que el sector privado panameño está comprometido y dispuesto a apoyar este impulso en la educación técnica, razón por la cual, dentro de Agenda País 2019 – 2024, otorgamos especial relevancia a este tema.
La colaboración entre instituciones educativas y empresas privadas puede crear una sinergia que beneficie tanto al sector económico como al social, de allí nuestro abierto y decidido apoyo al Instituto Técnico Superior Especializado (ITSE) y su Consejo Directivo, cuerpo colegiado público privado. Aunado a la Formación Profesional Dual ofrecida por el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH); así como, programas de pasantías o prácticas en empresas que brindan la oportunidad de adquirir experiencia práctica y habilidades relevantes para el mercado
laboral.
A juicio de la gremio empresarial, la falta de habilidades técnicas es una barrera para el empleo de miles de jóvenes panameños. Este fenómeno contribuye al desempleo juvenil, y en muchos casos, a la marginalización social. Sin embargo, la educación técnica ha demostrado ser una herramienta efectiva para la inclusión social. La formación en habilidades técnicas específicas brinda a los jóvenes la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida,
reducir la pobreza y contribuir al desarrollo económico del país.
En esta línea, aplaudimos y reconocemos la importancia de la recién sancionada Ley para el Perfeccionamiento y Bienestar Docente. Su visión establece crear una institución insignia para el perfeccionamiento y bienestar de los educadores con programas basados en evidencia científica que permitan incidir positivamente en la transformación de la calidad de la educación del país con ciudadanos comprometidos, capaces, y con valores éticos y sociales. Es imperativo que nuestros educadores cuenten con las herramientas necesarias para formar a la próxima generación de profesionales altamente capacitados.
Ojalá sus postulados se hagan realidad de manera pronta y eficiente. Como vemos, acelerar y diversificar la oferta de educación técnica en Panamá no es solo una necesidad, sino una oportunidad imperiosa. Los jóvenes panameños tienen un enorme potencial que puede ser canalizado a través de la formación técnica, y el sector privado puede desempeñar un papel vital en este proceso. Un Panamá con una población juvenil bien formada y empleada será un Panamá más próspero, más inclusivo y con un
futuro más prometedor.