La cartera de crédito neta del Centro Bancario Internacional (CBI) registró un saldo total de USD 87,096 millones, lo que refleja un incremento de 4.3%, a octubre de 2023, o de USD 3,602 millones, con respecto a igual periodo del año anterior, cuando sumó USD 83,494 millones, de acuerdo con los resultados del Informe de Actividad Bancaria (IAB) emitido por la Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP).
Este resultado obedece al desempeño del componente externo de la cartera de crédito neto, tendencia que muestra que la banca continúa expandiendo el otorgamiento de créditos, a pesar de ajustes registrados en las tasas de interés. Es importante destacar la heterogeneidad en este crecimiento, con diferencias notables entre los componentes local y externo de la cartera de crédito.
Por su parte, los nuevos créditos registraron desembolsos por el orden de USD 1,979.3 millones, lo que registra un crecimiento de 4.9%, en comparación con el mismo período del año anterior, una variación menor a la presentada en los periodos previos. Los eventos ocurridos al final del mes de octubre podrían haber tenido una influencia significativa en este desempeño, afectando particularmente la colocación de créditos nuevos ante las restricciones de movilidad.
En este contexto, se espera que las instituciones financieras intensifiquen su enfoque en la gestión y el monitoreo de los riesgos crediticios, con el propósito de salvaguardar la calidad de sus carteras de crédito.
Los depósitos bancarios del CBI totalizaron USD 101,451 millones, es decir, un incremento de 4.7% o USD 4,534 millones, con respecto al saldo registrado el año anterior cuando sumó USD 96,916 millones.
Los activos totales del CBI ascendieron a USD 142,551 millones, un incremento de 3.7% o USD 5,129 millones, en comparación con octubre de 2022, aumento que se debe principalmente a la expansión de la cartera crediticia y al componente de inversiones.
Es importante resaltar que, ante un favorable desempeño en rentabilidad y en un contexto de riesgos al alza, es esencial que las entidades bancarias adopten una estrategia cautelosa en la planificación de provisiones y gestión de capital. Esta medida proporcionará una base para enfrentar eventuales pérdidas, en caso de que los riesgos identificados por la Superintendencia de Bancos en las evaluaciones de Estabilidad Financiera se materialicen.
Esto les permitirá a los bancos estar mejor preparados para mitigar impactos derivados de un eventual menor crecimiento y de un escenario externo adverso. El actual entorno resalta la importancia de adoptar una gestión de riesgos dinámica y proactiva para adaptarse a eventos imprevistos como los dados por la actual coyuntura, estrategias que ayudarán a mitigar posibles impactos negativos, lo cual es fundamental para preservar la estabilidad financiera y la sostenibilidad de las instituciones bancarias a largo plazo.