Washington, 24 oct (EFE).- La presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, criticó este jueves el impuesto a la banca en España por ir «contra el crecimiento» y no facilitar un ambiente inversor más atractivo y dinámico que contribuya a «ayudar a que a la gente le vaya mejor».
En un evento organizado por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) durante las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), Botín se refirió a las diferencias en dinamismo, cultura de la innovación y productividad entre Estados Unidos y Europa utilizando el ejemplo de los impuestos a la banca que España quiere hacer permanentes.
«Por qué nos van a imponer un impuesto bancario sobre los ingresos de un banco, como tenemos en España. Eso va directamente en contra del crecimiento y no va a contribuir a nuestro objetivo común de ayudar a que a la gente le vaya mejor. Así que creo que esta es la diferencia es esa: en Estados Unidos está permitido hacer dinero», indicó en una conversación en inglés.
Botín consideró que Europa no tiene mucho «espacio fiscal», aunque sí en política monetaria para mejorar la productividad, una de las asignaturas pendientes de la eurozona, como recordó el FMI en su informe de Perspectivas Económicas Mundiales esta semana.
«En los últimos 10 a 15 años las ganancias de productividad en Europa creo que han estado cerca de cero», apuntó Botín, que incidió que la clave al final de día cómo abordar reformas para hacer las economías más productivas.
«Los gobiernos tienen que entender que si vamos a pagar por este modelo europeo necesitamos permitir a las compañías hacer dinero», reiteró la presidenta del Grupo Santander, quien opinó que «los beneficios son lo que hacen que las economías funcionen».
En su opinión, si se intenta «proteger a todos los ciudadanos y hacer que el estado se ocupe de todos no habrá incentivos para ir a trabajar».
«En ciertos países, no mencionaré nombres, pero en Europa, tenemos un alto desempleo. Y yo hablo con mis clientes y no pueden encontrar personas para hacer el trabajo que necesitan. Para mí un cambio cultural fundamental. Entiendo perfectamente lo que ocurrió en la gran crisis financiera, así que no estamos diciendo que volvamos donde estábamos. Estamos diciendo que necesitamos un equilibrio entre seguridad bancaria y crecimiento financiero», añadió.
Los gravámenes sobre la banca y las grandes energéticas en España se adoptaron de forma extraordinaria para paliar los efectos de la crisis energética e, inicialmente, se planearon para dos ejercicios, 2022 y 2023, aunque posteriormente se ampliaron un año más, a 2024 (que se liquidará en 2025).
El acuerdo de investidura, suscrito por PSOE y Sumar, incluyó el compromiso de que estos gravámenes temporales pasaran a ser permanentes, un proceso que implica su conversión en impuestos, algo que solo puede hacerse a través de una ley. EFE
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