Un total de 11 grandes bancos de Estados Unidos, liderados por JP Morgan, ha decidido arrimar el hombro y acudir en auxilio del 14º mayor banco del país por activos, según informes internacionales publicados por el diario El País.
Con sede en San Francisco, el First Republic es la entidad que más se parece al caído Silicon Valley Bank (SVB) por tamaño y localización geográfica. La operación ha sido llevada a cabo bajo el auspicio de las autoridades y supone la inyección de unos 30.000 millones de dólares en depósitos (algo más de 28.000 millones de euros al cambio actual).
“Hoy, 11 bancos han anunciado depósitos por valor de 30.000 millones de dólares en First Republic Bank. Esta muestra de apoyo por parte de un grupo de grandes bancos es muy bienvenida y demuestra la resistencia del sistema bancario”, han declarado el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal, el fondo de garantía de depósitos (FDIC) y la intervención general (OCC) en un escueto comunicado conjunto.
Las entidades se han estado coordinando este jueves para repartirse el esfuerzo en proporción a su tamaño. JP Morgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo aportarán 5.000 millones de dólares cada uno. Por su parte, Morgan Stanley y Goldman Sachs pondrán otros 2.500 millones. Los restantes 5.000 millones se los reparten otras entidades más pequeñas: PNC Financial Services, Bank of New York Mellon, Truist Financial, State Street y US Bancorp, a razón de 1.000 millones de dólares cada una.
El rescate privado supone un alivio para la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que este jueves declaraba ante una comisión del Senado que “el sistema bancario sigue siendo sólido”. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha comprometido a que los contribuyentes no sufran pérdidas con los rescates financieros, como ocurrió con la ayuda a algunas entidades en la crisis financiera de 2008.
Las acciones de First Republic se desplomaron el lunes y apenas recuperaron una parte del terreno perdido el martes. El castigo se agudizó este jueves, cuando su cotización marcó nuevos mínimos a raíz de que las agencias S&P y Fitch rebajaron su calificación de solvencia por el temor a una fuga de depósitos como la que provocó la crisis de liquidez y la caída de su vecino SVB, con sede en Santa Clara, en pleno valle, a las afueras de San Francisco.
Se han discutido diversas fórmulas, desde una ampliación de capital a la compra de la entidad, pero finalmente se ha impuesto la idea de que cada uno de los grandes bancos haga un depósito multimillonario con el que conjurar el riesgo de una crisis de liquidez.
Aunque la Reserva Federal aprobó un tipo de préstamo ventajoso para facilitar liquidez a las entidades con problemas y prevenir una fuga de depósitos, el tipo de activos que tiene First Republic no le permitía acceder a un colchón suficiente.
First Republic Bank ha estado trabajando con JP Morgan para tratar de superar su crisis. El domingo, el mismo día en que también Signature Bank fue intervenido por los reguladores, el banco de San Francisco dijo que había “mejorado y diversificado aún más su posición financiera”, asegurando liquidez adicional de la Reserva Federal y JP Morgan. “La liquidez total disponible y no utilizada para financiar operaciones supera ya los 70.000 millones de dólares”, señaló entonces en un comunicado.
First Republic se especializa en banca privada y se ha convertido en una entidad de gestión de patrimonios con unos 271.000 millones de dólares en activos. En los últimos días, el banco ha hecho un esfuerzo por diferenciarse del Silicon Valley Bank. A diferencia de este, que contaba con startups y empresas de capital riesgo entre sus mayores clientes, First Republic ha afirmado que ningún sector representa más del 9% del total de depósitos empresariales. Sin embargo, su localización, su tamaño, su fuerte crecimiento y su alto volumen de depósitos no garantizados son paralelismos que los inversores han tenido en cuenta.
Como en el caso de Silicon Valley Bank, directivos de First Republic vendieron acciones por importe de cerca de 12 millones de dólares en los meses previos al desplome bursátil de la entidad. Su presidente, James Herbert, se deshizo de títulos por importe de unos 4,5 millones, según TWSJ. En realidad, es una parte bastante pequeña de su participación y Herbert ha estado alternando compras con ventas, según los formularios publicados por el banco en su página web.
Moody’s ha empeorado la perspectiva de solvencia del conjunto del sector financiero estadounidense y ha puesto bajo vigilancia a media docena de entidades, incluido el First Republic Bank, para una posible rebaja.