Panamá ha sido históricamente un refugio para cinco de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo. Anualmente estas especies regresan a las playas y costas del istmo para cumplir un ciclo natural de anidar y asegurar la supervivencia de su especie. Estos grandiosos seres vivos han encontrado en playas como Isla Cañas y La Marinera en la provincia de Los Santos; Armila en la comarca Guna Yala, Punta Chame en Panamá Oeste, La Barqueta y Lajas en Chiriquí y otras del Caribe y Pacífico, los lugares ideales para anidar y completar su reproducción.

Cada 16 de junio se conmemora del Día Mundial de las Tortugas Marinas y el Ministerio de Ambiente, hace un llamado a reforzar la protección de estos antiguos reptiles que han habitado la Tierra por más de 100 millones de años. De las siete especies que existen en el planeta, Panamá alberga a cinco: la tortuga lora o golfina (Lepidochelys olivacea), tortuga carey (Eretmochelys imbricata), tortuga canal o baula (Dermochelys coriacea), caguama o boba (Caretta caretta) y la tortuga verde o prieta (Chelonia mydas).
“La presencia de estas cinco especies convierte a Panamá en un país clave para la conservación regional de las tortugas marinas. El ser fuente de protección de sus hábitats es una responsabilidad ética de todos que de una u otra manera asegura el equilibrio del ecosistema marino”, afirmó Marino Abrego, director encargado de la Dirección de Costas y Mares del Ministerio de Ambiente.
Para favorecer su protección, el país adoptó la Ley 371 del 1 de marzo de 2023, que establece un marco legal para la conservación de las tortugas marinas y sus hábitats. Esta normativa penaliza severamente el comercio y tráfico de productos y subproductos de estas especies, y promueve la colaboración entre las instituciones del Estado y las comunidades costeras.

Las cinco especies que visitan las costas del país están incluidas en el Apéndice I de la Convención CITES y en la Lista Roja de la UICN; esto refleja su estado de amenaza a nivel mundial. Aun así, cada año cientos de hembras regresan a las playas donde nacieron, guiadas por los campos magnéticos de la Tierra, para depositar sus huevos, perpetuando un ciclo ancestral.
Supervivencia
Luego de su nacimiento, el trayecto hacia el mar no es fácil para las crías. Desde el momento en que emergen del nido, se enfrentan a numerosos peligros: depredadores naturales como aves y cangrejos, desorientación por luces artificiales, captura incidental, cambio climático, erosión costera, desarrollo costero y atropellos humanos. A pesar de que una sola hembra puede poner más de 100 huevos por nido y anidar varias veces por temporada, dependiendo de la especie, sólo una de cada mil crías logra llegar a la edad adulta.
La función ecológica de las tortugas marinas es vital. Al alimentarse de especies como las medusas o contribuir al mantenimiento de los arrecifes de coral y praderas marinas, estas especies coadyuvan en la salud de los océanos y de las pesquerías locales. Su pérdida tendría consecuencias irreversibles para los ecosistemas marinos.
El Ministerio de Ambiente insta a la ciudadanía a no consumir huevos ni carne de tortuga, y a evitar la compra de productos y subproductos hechos con carey. También recuerda que cualquier actividad ilegal relacionada con tortugas marinas puede ser reportada al 311, línea gratuita de Atención Ciudadana.