- A diferencia de la lonchera saludable que contiene una gran variedad de alimentos, la merienda es apenas una colación de alimentos que debe realizarse en los recreos.
Redacción – Panorama Económico
Panamá. – Con el inicio del año escolar es importante que la población tome en cuenta una serie de recomendaciones para garantizar una merienda saludable en los niños en edad escolar y mantener así una buena nutrición.
En es sentido, Nilka López del Departamento de Salud Nutricional del Ministerio de Salud (Minsa), mencionó la importancia de las Guías Alimentarias para Panamá y las normativas existente tales como la Ley N° 75 del 15 de noviembre de 2017 que promueve la alimentación saludable en los entornos escolares.

Indicó que una merienda saludable es una porción pequeña entre comidas principales y debe aportar entre 100-150 calorías para la población escolar, lo que representa el 10% al 15% del total de calorías.
“Una merienda como tal es una porción de la alimentación diaria de una persona y en este caso del escolar; es decir que ella no va a venir a reemplazar las comidas principales, si no son colaciones que van entre las comidas principales; es decir entre el desayuno y el almuerzo o entre el almuerzo y la cena”.

López, detalló que el contenido de la merienda puede ser de todos los grupos de alimentos, por ejemplo; emparedado de tuna y jugo de fruta; maní, refresco de avena y guineo chico; tortillitas, pollo picado y mango; galleta de soda con mantequilla de maní y yogurt; bollo, huevos y pasitas; otras opción sería un cereal en hojuela, leche y papaya picada, el agua también es muy importante.
Explicó que a diferencia de la lonchera saludable que contiene una gran variedad de alimentos, la merienda es apenas una colación de alimentos que debe realizarse en los recreo.
Considerando la situación alimentaria y nutricional del país y de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud de Panamá (ENSPA) 2019, en la población escolar se reportó que el 22.9% presentó soprepeso y el 13.8% obesidad.
Actualmente se cuenta con numerosas evidencias científicas de que la obesidad infantil se asocia con el consumo de alimentos de alto contenido de azucares, grasas y sodio.