Buenos Aires, 14 sep (EFE).- El mercado laboral argentino está atravesando un momento bisagra, debido al impacto de la recesión, que carcome el empleo privado, y a los indicios de un cambio de régimen económico, por las políticas del Gobierno de Javier Milei, que ajusta el plantel de empleados públicos como parte del plan ‘motosierra’.
«El empleo público ya no es una puerta de entrada al empleo formal. El empleo privado todavía no repunta; vemos una caída continua estos meses y de manera interanual también. Entonces, hoy la única alternativa de la creación de empleo es el independiente», explica a EFE la investigadora responsable del Área de Empleo y Política Social de la Fundación Mediterránea, Laura Caullo.
Según la experta, «la alternativa al empleo privado formal, que es el empleo genuino y de calidad, era la inserción en el sector público, como empleo formal y previsor de estabilidad» y «quien no podía entrar en el empleo público conseguía trabajo de manera independiente», como cuentapropista, independiente y potencialmente informal.
«Ahora hay un cambio en la idiosincrasia y un cambio bisagra en la generación de empleo», afirma Caullo.
El momento bisagra se desprende de que, entre 2011 y 2023, el empleo público en Argentina creció un 38,7 %, muy por encima del crecimiento del 4,5 % del empleo privado asalariado formal y a la par del 40 % del empleo independiente (pero con mucha incidencia de planes sociales estatales), según la experta, en un contexto de bajo crecimiento económico.
Desde que asumió Milei, el 10 de diciembre de 2023, 182 mil personas dejaron de percibir un sueldo en el sector formal privado, ya que había 6,38 millones de empleados asalariados en el sector privado registrado a diciembre de 2023, que cayeron a 6,2 millones en junio pasado, último dato disponible en la Secretaría de Trabajo.
En el sector público, la reducción fue de 68.500 personas, ya que a junio pasado tenía un plantel de 3,45 millones de empleados, frente a los 3,53 millones en diciembre de 2023.
Por el contrario, los trabajadores independientes subieron en 132.700 personas, entre los que aportan al régimen autónomo (de alta facturación) -que pasaron de 369.900 a 400.600 trabajadores entre diciembre y junio pasados- y los que cotizan como monotributistas (de baja facturación) -que subieron de 2,7 millones a 2,8 millones en el mismo período-.
El primer semestre estuvo marcado por la contracción económica (-3,2 % interanual) y el fuerte ajuste en el sector público emprendido por el Gobierno del ultraliberal Milei para bajar la inflación, que logró superávit fiscal en lo que va del año desde un déficit de 6 % del PIB.
El próximo día 19 Argentina publicará los datos oficiales de desempleo correspondientes al segundo trimestre del año.
En el primero, el desempleo trepó al 7,7 %, con un aumento de dos puntos porcentuales respecto al último trimestre de 2023 (5,7 %) y de 0,8 puntos porcentuales por encima de la registrada en igual periodo de 2023 (6,9 %).
Al primer trimestre, 35,7 % de los asalariados trabajaba en el mercado informal, sin aportaciones a la jubilación.
La administración pública nacional redujo un 9 % la dotación que tenía en diciembre pasado, a 310.537 personas a julio último, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), pero la mayor parte del empleo público es provincial y municipal.
Sólo en tres provincias se generó empleo privado formal entre diciembre y junio pasados: Neuquén (1,4 %), en el oeste, donde se encuentra la formación de hidrocarburos no convencional de Vaca Muerta; Salta (0,31 %), en el noroeste, con yacimientos mineros, y Río Negro (0,54 %), en el centro-sur, que comparte Vaca Muerta y tiene producción frutícola y ganadera.
El resto de las provincias perdió empleo privado formal, en un contexto en que en muchas de ellas el empleo público compensa la falta de productividad y es fuente de clientelismo político.
«Las provincias que han logrado un crecimiento en el empleo privado formal están en una mejor posición para enfrentar los desafíos económicos que se avecinan», advierte Caullo, debido a los recortes de recursos fiscales y el interés de Milei por impulsar la actividad privada por encima de la estatal.