Buenos Aires, 10 jun (EFE).- El presidente de Argentina, Javier Milei, cumple este lunes seis meses al frente del Ejecutivo, un tiempo en el que ha llevado a cabo un severo ajuste económico que le permitió lograr superávit fiscal, un asunto clave dados los antecedentes de Argentina, pero lidia con las complicaciones políticas de una minoría parlamentaria.
«En una Argentina despedazada como la que encontramos, por supuesto que no hay ni una décima parte del trabajo realizado, porque hubo poco tiempo y estaba colapsada la Argentina e infectada de populismo y de unas formas que no son las de un país normal», describió hoy el portavoz presidencial, Manuel Adorni, en conferencia de prensa en la sede del Ejecutivo.
«Se implementó un programa económico ortodoxo, de estabilización económica y se pasó la ‘motosierra’ (como a Milei le gusta describir a su política de recortes a los subisidios) por cada rincón del Estado, con muchísimo trabajo todavía por hacer», destacó el portavoz gubernamental, además de eliminar 75 normas regulatorias económicas.
Pese a la minoría parlamentaria, Milei ha logrado equilibrar las cuentas públicas de Argentina y desacelerar la inflación, a fuerza de un ajuste inédito y un duro golpe para la economía real, mientras persisten las dudas sobre la sostenibilidad de su plan de ‘shock’ en un país donde crece la pobreza y persiste una elevada inflación.
Milei logró el equilibrio fiscal hasta mayo pasado, desde un déficit financiero del 6,1 % del PIB en 2023, y después de un salto de la inflación del 25,5 % mensual en diciembre de 2023, se desaceleró a un 5 % mensual, tras hacer «el ajuste más importante de la historia», según el Gobierno.
Asimismo ha avanzado en el saneamiento del balance del Banco Central, crucial para poder levantar las fuertes restricciones que aún pesan para acceder al mercado de cambios.
«Hicimos lo que pudimos con las herramientas que tenemos», detalló Adorni, porque todavía «resta encarar las reformas estructurales que ya requieren los votos del Congreso», como la modernización laboral o el régimen para las grandes inversiones incluidos en la ´ley de Bases´.
«Van seis meses y el Congreso no ha aprobado ninguna ley a este Gobierno y aun así los resultados han sido excelentes y absolutamente extraordinarios”, destacó Manuel Adorni, al contrastar con la “burocracia y el esquema político que rige en la Argentina, donde una parte de la política no permite, por intereses propios, que el Gobierno avance en lo que y por lo que la gente lo votó hace siete meses atrás”.
El Senado se reunirá el miércoles de esta semana para debatir la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, también conocida como ´ley de Bases’ o ‘ley ómnibus’, con la que Milei pretende sentar los principios fundamentales para un bloque de reformas estructurales.
Con esta iniciativa legislativa, que el pasado 29 de abril recibió media sanción en la Cámara de Diputados, el Gobierno también busca atraer inversiones, al desregular la economía y reducir el peso del Estado.
El Ejecutivo -cuya fuerza La Libertad Avanza se encuentra en minoría parlamentaria y carece de gobernadores- ha estado negociando con gobernantes provinciales y senadores para aprobar la norma, y se espera que vuelva con modificaciones a la Cámara de Diputados para su aprobación definitiva.
Por provenir de una nueva fuerza política, negarse a realizar acuerdos de gestión con otras formaciones y el carácter vehemente del presidente que se niega a transigir ante la que denomina «casta política», el Gobierno de Milei se ha topado con dificultades en la gestión y en la gobernabilidad.
En cuanto a la gestión, Milei se ha tenido que desprender de quien hasta hace unos días era su jefe de gabinete, Nicolás Posse, y nombrar en ese cargo a su ministro del Interior, Guillermo Francos, un político «dialoguista», abierto a negociar con dirigentes opositores, a pesar de que en alguna ocasión el presidente llamó «nido de ratas» al Congreso.
En tanto, el superministerio de Capital Humano, que encabeza Sandra Petovello, tiene dificultades para lidiar con las tareas que agrupó -Desarrollo Social, Educación y Trabajo- y enfrenta un escándalo por el reparto de alimentos a los comedores populares que se suma a las tensiones políticas desatadas por las denuncias a dirigentes opositores que gerenciaban las ayudas sociales en Gobiernos anteriores.
Respecto a la gobernabilidad, Milei necesita lograr la aprobación de la ‘ley de Bases’ ante el mercado y la opinión pública, para mostrar la sostenibilidad de su gestión económica, por lo que después de que el Ejecutivo fracasara en aprobar un proyecto más ambicioso en febrero pasado presentó uno con menos artículos para lograr su aprobación.
“Uno de los grandes errores que se cometió es confiar en que parte de la política iba a entender el tiempo que corría en la Argentina y que iba a acompañar, simplemente porque fue el mensaje que la ciudadanía dio en las urnas”, sostuvo Adorni.
El «resto está todo por hacer» en los próximos cuatro años u ocho, si es reelegido, deslizó el vocero presidencial.