«Revisa perspectiva de país de “Negativa” a “Estable”, con un techo de país en a “A2”
A pesar de que la calificadora mantiene el grado de inversión para Panamá, su calificación de riesgo representa una disminución, la cual obedece a que Moody’s considera que las presiones de gastos fiscales se mantendrán este año y en el futuro.
Entre estas presiones fiscales se citan: el creciente aumento en el costo de la planilla estatal producto de leyes especiales, el mantenimiento de los subsidios generados por los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania y su impacto en los costos de combustibles, y recientemente el aumento del peso de los gastos de intereses en el presupuesto general del Estado, el cual refleja en buena medida la subida de tasas de intereses internacionales, producto de las políticas monetarias de los países desarrollados.
De acuerdo con Moody’s, las sólidas perspectivas de crecimiento del PIB en los próximos años, con tasas anuales en el rango del 4-5%, brindan un apoyo clave al perfil crediticio de Panamá. Esta característica, junto con un PIB per cápita (PPA) comparativamente alto, sostendrá la fortaleza económica de Panamá. La dinámica favorable del crecimiento ayudará a mantener estable la carga de la deuda y podría dar cabida a una disminución gradual de la relación deuda/PIB, que se mantendrá en línea con la mediana de los países con calificación “Baa” de alrededor del 55% del PIB en 2023.
Además, la dolarización continuará respaldando el perfil crediticio de Panamá al limitar su exposición a los choques externos derivados de la volatilidad de las condiciones financieras mundiales, protegiendo el balance del gobierno de los riesgos cambiarios que afectan a sus pares de mercados emergentes. Del mismo modo, los balances de los bancos no se enfrentan a descalces de divisas, y su amplia posición de liquidez reduce significativamente los riesgos que podrían derivarse, dada la ausencia de un prestamista de última instancia.
Dadas estas características crediticias, el nivel calificación “Baa3” para Panamá parece muy resistente y, en opinión de Moody’s, solo surgirían presiones materiales a la baja si se experimentaran choques económicos y/o fiscales severos.